Estoy en la sala de mi casa un domingo a primera hora, cafecito en mano, pensando cómo puedo comenzar a escribir este artículo. Yo no soy un escritor, soy empresario, pero le prometí a Bárbara, nuestra project manager, que esta semana le entregaba este artículo. Entonces comencé a buscar inspiración en otros blogs y páginas webs de temas relacionados, sintiéndome un poco culpable sobre mi incapacidad de no poder comenzar con mis propias palabras. De pronto veo en mi taza de café una frase que dice "paso a paso llegarás lejos". Es desconcertante para mí caer en la realidad de que andaba buscando inspiración por todos lados y la encontré en un souvenir que compré en el aeropuerto Santamaría en Costa Rica, hace ya un par de años.
Lo que estoy tratando de decir es que muchas veces en la vida, y en las empresas, andamos buscando cómo cambiar o mejorar en algo y las respuestas están más cerca de lo que te imaginás. La gran mayoría de las veces se encuentra ya en nosotros mismos y lo único que tenemos que hacer es comenzar a dar pasos hacia eso que queremos lograr.
En este artículo pretendo generar la inquietud a empresarios y emprendedores sobre la importancia de construir un equipo de alto rendimiento y qué es lo que se necesita para comenzar a dar los primeros pasos :).
El capítulo número 3, “Primero quién..luego qué”, del libro Good to Great comienza con una frase de Ken Kesey que dice: "Habrá momentos en los que no podemos esperar a alguien. O estás dentro o estás fuera del bus”, y creo que esta es la parte más difícil para los empresarios y emprendedores. Normalmente cuando las empresas comienzan a organizarse (o más bien a reorganizarse) pierden de vista que no tienen a las personas correctas dentro del bus o que algunas personas están en el asiento equivocado.
Este último párrafo resume el primer gran paso para construir un equipo de alto rendimiento: Tener las personas correctas en el puesto correcto.
PERSONA CORRECTA
Para poder explicar este concepto tengo que dar un poco más de contexto. La metodología EOS (Entrepreneurial Operating System por sus siglas en inglés), un sistema de gestión empresarial del cual soy entusiasta, propone que una persona correcta en tu empresa es aquella que comparte y vive en el día a día los valores de tu empresa. Desde ahí ya tenemos un problema fundamental. La gran mayoría de empresarios y emprendedores con los que hablo no tienen un sólido sistema de valores. Y no es que no tengan valores como personas o como empresa, porque sí los tienen. Sin embargo, no poseen un sistema de valores que esté alineado con la estrategia de la empresa o proyecto empresarial.
Tal y como lo describe el artículo de Harvard Business Review “Make your values count”, es muy común caer en esas trampas que resultan en valores cajoneros o clichés (permission to play value), valores aspiracionales o valores accidentales, pero no valores reales que permitan cultivar una cultura empresarial cohesiva a lo largo y ancho de la empresa.
Sean 10 o 250 colaboradores, todos deben compartir y evidenciar en acciones diarias los valores medulares de la empresa. Esta es una razón fundamental que si no se atiende, te lleva a no tener a las personas correctas dentro de la empresa. Si los valores en una empresa son cosméticos, es decir que están ahí sólo por trámite o para efectos de marketing, entonces es muy difícil construir un equipo de alto rendimiento.
PUESTO CORRECTO
La otra cara de la moneda es: Puesto correcto o silla correcta. Tal y como dijo Albert Einstein "todos somos inteligentes, pero si ponés a un pez a trepar un árbol se sentirá inútil". Tenemos que asegurar que las personas comprenden su rol en la organización (lo que se espera de ellos), lo desean y tienen la capacidad (técnica, conductual, estamina o inteligencia emocional) necesaria para hacer un excelente trabajo. La mayoría de nosotros tenemos, ya sea por asignación propia o de terceros, roles que no necesariamente amamos o nos gusta hacer, por ende los resultados que entregamos son mediocres. Sí, esa es la palabra, es dura pero muy real. Tal vez para entenderla con objetividad hay que ver lo opuesto, cuando una persona trabaja haciendo lo que más ama genera excelentes resultados porque es como un pez en el agua.
En ocasiones, algunas personas me dicen ”…pero es que como voy a amar mi trabajo, es aburrido y funcional.” Mi respuesta siempre son preguntas que los ayuden a llegar a una reflexión: ¿Tenés claro cuál es el propósito de tu trabajo? ¿Cuál es el bien mayor de tu rol en la empresa? ¿Cuál es el beneficio para otros? ¿Qué problema ayudás a resolver? ¿En qué necesidad estás contribuyendo como parte de un engranaje amplio que resulta en la generación de valor para otro ser humano?
Los principios que guían el comportamiento de la organización (valores medulares), la razón de ser de la empresa (Su propósito) y metas claras son la base pero son las personas la que ejecutan los planes, las estrategias y al final del día las que generan los resultados.
Un equipo cohesionado, alineado y empoderado con los resultados cualitativos y cuantitativos de la empresa será imparable. No es lo mismo una empresa trabajando con dinamismo y convicción sobre su propósito que una empresa que sólo trabaja en función de sacar la tarea.
Tus valores ya existen en tu empresa, sólo es cuestión de descubrirlos y sacarlos a luz para asegurar que todos en la organización los conozcan, entiendan y apliquen. No necesitás buscar lejos o en otros lugares, como me pasó a mí en este artículo, porque te aseguro que ya están ahí; en cada colaborador que hace un excelente trabajo, y que si tuvieses 100 de ellos, tu empresa o proyecto comenzaría a progresar y agarrar tracción hacia eso que querés lograr en el tiempo.
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El camino hacia el progreso comienza aquí, y lo vamos hacer paso a paso para llegar lejos.
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